Viviendo en perfecta comunión con los sonidos de la selva, la música barroca que los Jesuitas llevaron a la Chiquitania Boliviana allá por el año 1740, forma hoy parte inseparable de la identidad de este pueblo.
Lo que en un principio fue sólo una herramienta para dar a conocer un nuevo Dios, mutó para dar lugar a increíbles melodías que Chiquitos, Moxos y Guaraníes supieron reinventar dotando a lo que ya estaba hecho de un inimaginable vuelo.
Combinando en este film documental la realidad y la ficción, fue posible describir con sensible percepción, como se generó esta metáfora maravillosa de sonido, resultado de combinar cultura, sensibilidad y nuevas formas de sentir el mundo, que se llamó barroco misionero.
La revista de la Cámara de Comercio de Santa Cruz de la Sierra publicó una nota sobre esta película (p. 62)